Jorge Abelardo Ramos: Para algunos la idea de volcarse hacia Latinoamérica es aterradora. Pero es fatalmente necesaria.
Fecha: Octubre 1982 | Autor: Jorge Abelardo Ramos para Revista Status
Reportaje a Jorge Abelardo Ramos, realizado por Américo Torchelli.
Publicado en la revista Status N° 60. Octubre 1982
Detrás de esos escritorios llenos de papeles en constante movimiento. En esos lugares de trabajo llenos de libros abiertos o recién cerrados. Sentado en un sillón móvil en el que permanentemente va girando como para abarcar mejor al pequeño espacio que lo rodea. Enmarcado entre bibliotecas y afiches de futuros o pasados actos políticos. Llevándose, como un tic, la mano a los gruesos anteojos de intelectual y produciendo a medida que desarrolla su pensamiento todo tipo de gestos acentuadores. Histriónico, vehemente, nunca parco, dominador de giros idiomáticos graciosos, punzantes y hasta agraviantes. Mirando fijamente a los ojos del interlocutor como para encontrar una respuesta inmediata. Movedizo, de pelo colorado, no demostrando sus sesenta y un años.
Tratando de entusiasmar con su entusiasmo a todos quienes pasan cerca del escritorio lleno de papeles y palabras, Jorge Abelardo Ramos despliega su rica personalidad puesta en la picota de la crítica en tantas oportunidades. Digamos, en cada oportunidad en la que se habla de él. Hoy en la Argentina hay pocos personajes políticos tan criticados por la derecha por sus posturas izquierdizantes y por la izquierda clásica por su acercamiento al peronismo y por su pregonado nacionalismo.
Es presidente del Frente de Izquierda Popular. Historiador y revisionista, produjo títulos ya clásicos en la literatura política. Las Masas y las Lanzas; Del Patriciado a la Oligarquía; La Bella Época; La Factoría Pampeana; Historia de la Nación Latinoamericana; Historia Política del Ejército Argentino; La Era del Peronismo y otros. Todos ellos llenos de tesis demostrativas de sus ideas básicas. Textos con original visión del pasado y sobre todo acusadores de las deformaciones que, según él, los historiadores oficiales han tratado de inculcar en los argentinos desde hace más de cien años.
No es posible concebir a este político sin enmarcarlo en la polémica. Es polémico. Vivo. Vivo de viviente y vivo de viveza. Avizora un país de acuerdo a sus ideas, las que pueden compartir o no, pero siempre despiertan interés. Por punzantes, inéditas, sospechosas, Jorge Abelardo Ramos es un protagonista de la historia de los últimos años y su voz se seguirá oyendo. Y se seguirán fastidiando los izquierdistas clásicos y los derechistas antiguos y nuevos. Seguramente él seguirá girando frente a eses escritorio lleno de papeles en movimiento desde donde salen sus polémicas ideas, cerca de los ruidos de las imprentas y de la presencia viva de afiches y banderas.
Status: Usted es un izquierdista. Sin embargo las izquierdas clásicas de la Argentina no lo aceptan y usted no acepta ser incluido entre las filas de esas izquierdas. Por favor, dígame por qué.
Ramos: Las izquierdas que usted llama clásicas se han opuesto sistemáticamente a los movimientos populares. Tal pasó con Irigoyen y con Perón. Ante los movimientos liderados por estos dos caudillos, los partidos de izquierda hicieron una oposición, como se decía antes, objetiva. Apoyaron a la Unión Democrática y a varios golpes militares. Se los premió. A los socialistas de Ghioldi con una embajada en Portugal y a los comunistas, permitiéndoles ir por todo el mundo distribuyendo la idea de la necesidad de apoyar a los militares de Videla para evitar que vinieran los malos. Frente a ello, aparece una tendencia de izquierda, nacional y popular, a la cual pertenezco. Ella ha contribuido a sostener a todos los movimientos populares, extrayendo su ideología de las raíces de la Nación y de Latinoamérica en contraposición a la llamada izquierda portuaria.
Status: ¿Qué quiere decir portuaria?
Ramos: Es una manifestación de la rosca que manejó al país desde el puerto de Buenos Aires. En la época colonial existía un grupo de hacendados y comerciantes llamados por los mismos europeos, la pandilla del barranco. Estos señores, entre quienes había un Martínez de Hoz, antepasado del célebre Joe, se intercambiaban señales desde las alturas del Parque Lezama, con los buques ingleses. El objeto era eludir el control de la Aduana. Los herederos de aquellos pandilleros siguen intercambiando señales pero ahora desde el asfalto de la City y sin catalejos.
Status: ¿Qué tiene que ver la izquierda con esta descripción?
Ramos: Este clima de trampa crea sectores de un izquierdismo banal y abstracto. Todos tienen enemigos comunes y también participan del error de no buscar los vínculos y alianzas reales en el suelo argentino y latinoamericano.
Status: Supongo que al hablar de izquierdas usted engloba a comunistas y socialistas. A propósito, ¿usted se considera socialista?
Ramos: Los creadores de la izquierda nacional, así como los nacionalistas, hemos vivido en una Argentina cosmopolita. Bebimos nuestra doctrina en los libros de Marx, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, etcétera, según la edad y las circunstancias. Los nacionalistas a su vez, seguían a un partido de la monarquía como Maurras, o reaccionarios como Rivarol o Burke, hasta que decidieron buscar fuentes en los caudillos del interior, Rosas y otros. Estas fuentes eran más genuinas para sus doctrinas cristiano – céntricas. Esto sucedió con Irazusta, Ernesto Palacio, Pepe Rosa y algunos más. Nosotros abandonamos la Comuna de París y las revoluciones europeas. Buscamos entonces nuestras raíces en la sociedad argentina. La preeminencia de los social sobre lo individual es lo que nos caracterizó como socialistas. Por otra parte, para ser socialista, se debe partir de lo argentino y más aún de lo latinoamericano. Desde esa posición se debe procurar la hegemonía decisiva de la clase trabajadora y los trabajadores intelectuales en el proceso económico y social.
Status: Teniendo tan claros los objetivos ¿por qué razón los izquierdistas tienden a dividirse?
Ramos: Las derechas también se dividen. En este momento la Nueva Fuerza intenta unirse con FUFEPO y con Manrique, el verdadero demagogo del sector. El comunismo no tiene en la actualidad inserción en las masas. Sus divisiones se producen como en el caso del PCR (Partido Comunista Revolucionario), pero lo fundamental es su curiosa transformación en un partido de burgueses banqueros, especialistas en ganar plata legalmente. Es un partido social demócrata conservador. A tal punto lo es que en la economía, lo único interesante es el comercio exterior, por la relación con la URSS, y en lo político argentino enarbolan banderas tales como para una democracia estable o Paz en el Atlántico Sur. Esto, evidentemente favorece a los ingleses. La primera de las consignas pertenece al arsenal del ejército. Mientras Videla se dedicaba a cercenar todas las libertades, sostenía al mismo tiempo que nos estábamos dirigiendo hacia una democracia fuerte y estable.
Status: ¿Cuál es el caso de la Confederación Socialista?
Ramos: El Partido Socialista como tal, desapareció. Me refiero al viejo tronco. Quedan grupos muy respetables que pueden tener dificultades para ser partido nacional. Se necesitan cuarenta mil afiliados en todo el país pero siguen trabajando tras un ideario. Otros no son tan respetables. Tal es el caso del partido del Profesor Américo Ghioldi, que estuvo a favor de todas las dictaduras. El partido de Juan B. Justo ya no existe. Se formó con parte de la masa de obreros europeos que trajeron consigo sus ideales y sus hábitos alcohólicos. A medida que desaparecieron esos obreros reemplazados por un proletariado criollo, fue desapareciendo el partido que no supo y no pudo enrolar a estos últimos incorporados a la incipiente industria nacional. Ahora que Perón ha muerto, los viejos socialistas se sienten desobligados al rencor: el peronismo ha dejado de ser amenazante y en consecuencia, la izquierda abandona su campaña antiperonista. El socialismo tradicional tiende a adaptarse, aunque no renuncia a su antiguo cosmopolitismo.
Status: ¿Qué va pasando con las derechas mientras tanto?
Ramos: Vea, seguir con la simplificada clasificación de derecha e izquierda, me parece un error. Es una manera europea de enfocar el problema. En la Argentina existen dos bloques: el que defiende y se nutre de lo nacional y el, digamos, no nacional. Entonces existe la derecha oligárquica y la derecha nacional. Lo mismo sucede con la izquierda. También se divide en esos dos grandes bloques. En el campo de la cultura esa divsión persiste y da nacimiento a subculturas dependientes que se autoalimentan. De esta manera se puede entender mejor al peronismo y al antiperonismo.
Status: El FIP votó por el peronismo, tanto en marzo como en setiembre de 197. Y en esa postura de apoyo por aquella época, usted se hizo notar bastante.
Ramos: Todos quienes tienen algo para decir, se hacen notar. Yo traté a Perón en medio de serios acontecimientos. También lo visité en su época melancólica de España, cuando nadie creía, ni él mismo, en el retorno. En las elecciones de marzo del se puso en marcha la monstruosidad jurídica de Lanusse. Todos podían votar por todos, menos uno. De allí, un sector de la clase media creyó que el perverso caudillo no volvería y en cambio contarían con un gobierno complaciente como el de Cámpora, para poder encaramarse sobre él. Pero el verdadero comicio fue el de setiembre. Allí el pueblo votó por Perón.
Status: Y ese sector de la clase media también, ¿por qué?
Ramos: Porque ya se había encaramado. Y no iban a votar contra ellos. Subrayó el carácter confuso de la clase que votó al peronismo adhiriendo a él, cuatro o cinco meses antes del comicio y renegando de él cuatro o cinco meses después del 73. El FIP por el contrario mantuvo su apoyo inquebrantable a la causa nacional, aunque independientemente del gobierno, sin aceptar cargo o prebenda alguna después de haber aportado casi un millón de votos al triunfo del 23 de setiembre. La línea socialista nacional consiste precisamente en apoyar todo movimiento popular que tenga mayores posibilidades para enfrentarse con la oligarquía. En ese momento, tal movimiento popular estaba representado por Perón.
Status: ¿Usted cree que se combatió a la oligarquía desde el peronismo, incluyendo el período de Isabel?
Ramos: La crisis comienza con la muerte del caudillo. Isabel, aterrada, encabeza un gobierno impotente, confuso, contradictorio. No consigue mantener a Numa Laplane en el comando en jefe del ejército. Elogia a las transnacionales. Se niega a otorgar la patria potestad compartida para la mujer. En esa hora, una parte del peronismo conspira contra su presidente y Martínez de Hoz, con un grupo de militares hace lo propio. Ese gobierno con todas sus falencias es sostenido por el FIP. No solamente para defender a las instituciones sino para preservar la figura presidencial. Era la presidente elegida por el pueblo. Hacerle un juicio político significaba instalar a Luder quien no sería el esclavo del pueblo sino de los tres comandantes. Era sustituir una presidente de siete millones de votos por uno de tres. Uno de los trazos de la política sudamericana es la simulación de los principios. En ese momento se dio y ahora se sigue dando. Es una suerte que la derecha argentino no lo practique. Ellos dicen lo que piensan. Piden el voto calificado, el apoyo a las transnacionales. En cambio observe a los demócratas como Alfonsín, el representante del izquierdismo radical. Es el hombre de confianza de USA, como lo demuestra el esfuerzo para derrocar a Galtieri y el nombramiento de uno de sus hombres como embajador en ese país.
Status: Usted no perdona ni deja pasar el menor error. Dígame, el FIP, ¿qué propuesta tiene para ahora? ¿Cómo encara la coyuntura?
Ramos: Se abre un gran enigma. ¿Cuál será la conducta del peronismo? Creemos que un régimen que logra sumir a la Argentina en la crisis en la que estamos, demuestra fundamentalmente la fragilidad del empresariado industrial. Ese empresariado en Europa fue el impulsor de la revolución tecnológica. Acá no fue capaz de destruir a la oligarquía financiera. La rueda de la historia marchó en sentido contrario. Toda la industria se fue reduciendo y una parte de ella desapareció. Desde 1960 los argentinos, técnica o científicamente calificados, comienzan a emigrar. En los últimos veinte años han sumado cerca de dos millones. ¿Cuál es la causa? La respuesta es la clave de toda la situación. Europa ha roto con nosotros. La creación del Mercado Común Europeo y la ruralización del viejo mundo con la ayuda de la tecnología, ha permitido a los europeos conservar su standard de vida, prescindir de los países de clima templado del Río de la Plata y edificar una barrera proteccionista de aranceles infranqueables. Se aproximan ahora a Africa desde el convenio de Lone. Los pueblos negros emergentes son presas más fáciles que los latinoamericanos de relativos desarrollos. Comprar a quien nos compra, es una divisa vinculada a Inglaterra. Pero los ingleses ya no nos compran. La crisis de las Malvinas pudo producirse porque en realidad ya nada nos unía a Europa. De un modo y de otro y de un modo inconfesado, los europeos y los argentinos sentían que el Atlántico los separaba por un largo tiempo. Argentina se debía volver hacia América Latina de la cual nos habíamos alejado después de las campañas de la Independencia. Con las Malvinas y una vieja sociedad anglófila extasiada con Europa, todo se vuelve incomprensible en los primeros momentos. Borges, escasamente conciso, enmudece. Cuatro meses después habla de Juan López y Juan Ward. ¿Estábamos cometiendo un parricidio? Los jueces ingleses siguen otorgando premios en la Rural a pesar de que el ochenta por ciento de la producción vacuna se consume en el país. La situación se modifica de hecho. En el 71, 72, 73 tuvimos un intercambio comercial espectacular con Chile. Era lo lógico. Naturalmente tenemos que volcar nuestros intereses en Latinoamérica. Mi tesis fundamental en los últimos años se ha basado en la ruptura con Europa. Los comunistas dirán que comerciamos con la URSS, pero para los rusos, los granos tienen tanta importancia estratégica como los misiles. En cuanto resuelvan sus problemas agrarios, se acaba el intercambio. Para algunos argentinos, la idea de volcarse hacia Latinoamérica es aterradora. Pero es fatalmente necesaria. Nos sentimos más próximos a Malraux, Le Corbusier, Sartre y por lo tanto cuesta pensar en nuestros hermanitos aindiados. Debemos crecer en el camino de la pobreza como creadores o sucumbir como consumidores en el de la riqueza inalcanzable. El ámbito es Latinoamérica. El económico y el cultural. No es Cortázar, ciudadano francés, sino García Márquez, artista de la Patria Grande, aunque sea un observador trivial como político.
Status: Mientras tanto los argentinos debemos enfrentar la realidad.
Ramos: ¡Pero claro! Ha desaparecido Europa y han desaparecido Yrigoyen y Perón, dos ordenadores de la política. Alrededor de ellos se nucleaban las fuerzas que formaron los bloques de los cuales ya hablamos. Según lo que hicieran ellos, el resto de los políticos tomaban posiciones. Ahora las masas carecen de confianza en los dirigentes. La estructura del frente de clases está hirviendo. Si los peronistas retornan a un programa nacional y revolucionario como el del 45, los conservadores de todos los matices se volcarán hacia el antiperonismo. ¿Por qué no había conservadores en la época de Perón? Porque votaban a los radicales.
Status: Usted deposita mucha confianza en la salida hacia Latinoamérica, tomando de ejemplo al MCE.
Ramos: Cuando Perón regresó en 1973, expuso ideas tradicionales en la materia, a pesar de haber vivido allá. El gran caudillo no le prestó mayor atención al MCE. Esta gigantesca organización apareció para enfrentar los avances tecnológicos y productivos de USA y la URSS. Necesitaban formar el mercado interno de una gran nación integrada por diez naciones diferentes y los viejos, superando las diferencias ligüísticas, rencores y rivalidades regionales, se instalaron en Bruselas, en un magnífico edificio poblado de computadoras. Ese bunker archiprotegido es una solemne tumba que Europa ha consagrado a Adam Smith. Argentina y Uruguay habían sido borradas de sus planes. Así se explica el problema Malvinas. Esto no le quita valor a la gesta. Puso de pie a toda América, salvo a Buenos Aires. No es nuevo. La ciudad miró con recelo y desconfianza toda tentativa de crear perspectivas distintas. Yrigoyen y Perón perdieron las elecciones en la capital. Es aquí por lo demás donde el izquierdismo y el progresismo fatuo tienen mayor éxito. Y por eso no tienen carácter democrático la elección de un intendente. Es la única comuna del país sin posibilidad de elegir a su mandatario. En el año 1880 el General Roca creó una ley por la cual el intendente de la capital sería nombrado por el presidente de la Nación. Si así no fuera, el elegido por la ciudad más poderosa del país sería más fuerte que el mismo presidente. Sería el representante de los grandes intereses extranjeros, capaz de producir un desequilibrio decisivo.
Status: ¿Cómo se explican las irrupciones de las Fuerzas Armadas en la vida republicana?
Ramos: Mientras hubo desenvolvimiento económico vinculado con el capital externo, no existió un solo golpe militar (salvo en 1890 y 1905, de poco valor y derrotados). Esto duró de 1880 a 1930. Cuando el sistema se hunde en el 30, el país cae en una dictadura militar oligárquica. El ejército se encontró con un país que todavía no había desplegado su Historial. Ninguno de nuestros países ha realizado su revolución. Por el contrario, la oligarquía norteamericana del sur fue liquidada por Lincoln, quien suprimió la esclavitud y desarmó el sistema oligárquico en beneficio de la burguesía industrial del norte. Gracias a esos hechos, el ejército norteamericano defiende hoy el interés de su país. Lo mismo el francés y otros. A nadie se le ocurre que pueda aparecer en USA un ministro de economía como Martínez de Hoz, acusado por la prensa de defender los intereses de la banca panameña o tucumana. O que el Pentágono se encuentra bajo la influencia de las fuerzas armadas ecuatorianas. En USA, la revolución nacional impidió que se formasen cipayos. No es un país semicolonial, sino colonialista. En la Argentina, en cambio, subsisten dos clases dominantes. La oligarquía rentista portuaria se hace financiera. Los dueños de campos compran bancos. Otra actividad parasitaria. La clase restante es una débil burguesía industrial, sin partido, ni influencia. Un judío de origen polaco, comerciante no del todo industrial, lideró la industria. Erminó exiliado muriendo en USA: Gelbard. El país pudo darse una infraestructura industrial gracias al esfuerzo y a la inteligencia de un grupo de militares como Savio, Julio Sanguinetti, Baldrich, el almirante Portillo, Moscón y el mismo Perón. Por supueto con el apoyo ideológico de civiles como Scalabrini Ortiz, Manuel Ugarte, Jauretche, Alejandro Bunge. Toda una tradición de nacionalismo y proteccionismo desde la época de los caudillos, sostenida por las lanzas. Lo importante es el grupo de militares que llevó a cabo esta empresa y que fuera sustituido por otro grupo de militares en sólo seis meses destruyendo el esfuerzo anterior con la ayuda del sector oligárquico señalado. Recuerde que Cacciatore tomó dos medidas prioritarias: cerró las guarderías donde podían dejar sus hijos las mujeres que trabajan y cambió el nombre de la Avenida Scalabrini Ortiz restaurando el de Canning. Claro que no sabe quien es Canning. Alguien lo mandó.
Status: ¿Cuál es la opinión del FIP con respecto al terrorismo?
Ramos: Creo que es el producto de la conjunción de cuatro causas principales: a) la crisis estructural de la vieja sociedad agraria. Expulsada de los mercados europeos, es incapaz de apoyar un programa industrialista y asegurar así el destino próspero a las clases medias profesionales; b) el giro o aggiornamiento de la Iglesia; c) la revolución cubana y su afán de exportar su experiencia y d) la larga serie de golpes militares y restauraciones oligárquicas cerrando el camino del poder político.
Resulta imposible rastrear las causas que determinaron la aparición de los grupos terroristas sin descubrir una profunda decepción en los valores religiosos del pasado y en una democracia siempre violada. La perfección técnica de muchos atentados sugiere la intervención de algunos servicios secretos como la CIA, filtrados en los grupos terroristas. Algún día se sabrá quienes intervinieron para agravar aún más el drama vivido por los argentinos.
Status: Un periodista argentino produjo un esquema de interpretación política interesante. Dice: existen tradicionalmente la derecha, el centro y la izquierda. Luego aparecen la extrema derecha y la extrema izquierda y por último la ultra derecha y la ultra izquierda. El centro aparece incólume. Sin embargo, la historia ha dado extremistas de centro. Tal el caso de Hitler. Los nazis eran nacional socialistas. Durante el último período peronista apareció el socialismo nacional. ¿No cree que la definición de su propia ideología puede acarrear algún tipo de mal entendido? Desde ya, sin ánimos de hacer comparaciones, sino sólo aclaraciones.
Ramos: Esa analogía universal es errónea. Se confunden los términos. Quiero que quede claro. El carácter universal de la tesis de su amigo periodista y la misma universalidad de su observación pueden hacerlo caer en un error. El mundo se ha dividido y se divide en países dominantes o centrales y coloniales o semicoloniales. El dominante puede estar en declinación o ser imperialista sin colonias. Es el caso de la mayoría de los países europeos. De todas maneras quedan hábitos culturales y los resabios. En casi todos los casos algún vínculo se preserva. El nacionalismo de Hitler, así como el de cualquier país imperialista, sólo puede mantenerse sobre la base de la opresión de otros pueblos y de la supresión de sus libertades en aras de su propia expansión. Muy diferente es el nacionalismo de Mahatma Gandhi. Este tiende a la liberación de su pueblo y al desarrollo de sus fuerzas productivas. El otro conduce a la destrucción y a la guerra, como en realidad sucedió y sigue sucediendo. En cada uno de los países se dan históricamente los dos nacionalismos. El imperialismo inglés, al practicar su nacionalismo, redujo a la esclavitud a millones de almas. El accionar de la Thatcher, con el imperio declinante es antirrevolucionario. Para nosotros, en los países dependientes, el nacionalismo es sinónimo de liberación.
Status: Los movimientos de liberación siempre son apoyados por el grupo de los Países No Alineados. Estos son liderados por Cuba quien recibe el apoyo de a URSS. Se puede entender esto como un intento de la URSS por apoyar a los nacionalistas liberadores. ¿No es una contradicción con lo que pasa en Polonia y en otros países de su órbita?
Ramos: La URSS apoya a los movimientos de liberación como la soga apoya al ahorcado. Rechazo de plano semejante posibilidad. Mire usted lo que pasó en Beirut: los rusos dejaron que se produjera el genocidio organizado por el hitlerista Bejín, antiguo terrorista del grupo Stern, apoyado por los cristianos pro nazis. Después de eso, ¿qué se puede esperar? La URSS no defiende nada cuando no le interesa directamente, demostrando el más crudo egoísmo nacional. Salvador Allende necesitaba trescientos o cuatrocientos millones de dólares para salvar la crisis. Los rusos no se los dieron. No quisieron complicarse con un gobierno en conflicto con USA. Vea los movimientos de liberación nacional: sólo se salvan as í mismo, por sus propios esfuerzos. Por su propia experiencia, los argentinos saben que siempre la fuerza emana de adentro. Los latinoamericanos vencieron en la batalla de Ayacucho porque combatieron juntos. Hace falta un segundo Ayacucho.