Juan José DE AMÉZAGA
Visto por MAMBRU
De frente y De PERFIL
LOS turistas de Punta del Este se congratulaban de la democracia uruguaya cuando el presidente de la Republica su pesada silueta montado sobre un corcel (igualmente democrático) en las tardes de enero.
Este presidente era el Dr. Juan José de Amézaga,nacido en 1891, profesor de leyes, ministro de Agricultura, embajador, delegado de la Liga de las Naciones, miembro del Partido Liberal Colorado, presidente de la Republica en 1943. ¡Que año para ser presidente de la República!
Las fuerzas coaligadas del imperialismo presionaban en ese momento a Argentina y al Uruguay para que se les otorgasen bases navales en el Río de la Plata. “Acción Argentina”, integrada por los mismos personajes funestos de las fuerzas políticas vivas que actuarían dos años mas tarde en la Unión Democrática realizaba actos públicos en ambas márgenes del Río, propugnando el ingreso de Uruguay y de Argentina en la guerra imperialista. En aquellos días sombríos en que Guaní, Rodríguez Larreta y otros procónsules del imperialismo dictaban su ley en el Uruguay, Amézaga fue llevado a la primera magistratura del Estado por ser la encarnación perfecta de los sectores más pro-imperialistas del “colianismo”.
Cuando fue delegado de la Liga de las Naciones, manejada por Gran Bretaña, Amézaga había aprendido a tratar con los diplomáticos imperialistas. Era un conversador fino, conocía los licores de marca, no era un bárbaro. Al Dr. Amézaga no le preocupaban las incidencias que presidieron el nacimiento del Uruguay como Estado y que encontraron su mejor artífice en el ministro Canning. Amézaga era de esos “cipayos” ultra democráticos que identificaban a Uruguay con Suiza y a Montevideo con Atenas. Los servicios de espionaje le estaban muy reconocidos. Cuando dejo la presidencia y se retiro como un nuevo Licurgo a la vida privada la nieta de Garibaldi lo designo como su abogado para buscar tesoros en los cementerios. Amézaga es lo que en las democracias clásicas se llama un político de reserva.
Artículo publicado en el diario El Laborista
Edición del 24 de Noviembre de 1953 (Pág. 6)