FRICCIONES ENTRE EE.UU. Y FRANCIA
En un Debate de Imperios el Pueblo Marroquí Es Sólo un Testigo
Por Victor Almagro
EXCLUSIVO
PARIS.- La voracidad norteamericana se expresa, una vez más, en la cuestión marroquí.
A riesgo de enfriar las relaciones con Francia, una de las naciones principales del Pacto Atlántico (“la nación llave”, según Bradley), el imperialismo yanqui ha puesto sus ojos en el Marruecos francés.
No se trata solamente de las incidencias estalladas por la presencia de fuerzas militares norteamericanas en el Norte de África, cuidadosamente silenciadas por la prensa francesa, afecta al Plan Marshall y a las indicaciones del Quai D´Orsay. Es sabido que Estados Unidos obtuvo de Francia la autorización para instalar en Marruecos bases navales, “con fes estratégicos”- naturalmente, sin consultar al principal interesado, que es el pueblo marroquí.
Estas concesiones del vacilante imperio francés fueron otorgadas bajo la presión de la fuerza y de los dólares, pero con la muerte en el corazón, si así puede hablarse en temas tan materiales. Parece que los arrogantes oficiales norteamericanos y sus subordinados en el norte africano, no están dispuestos a cumplir las reglamentaciones que Francia impone a los marroquíes y que son la expresión jurídica del “status” colonial.
Los norteamericanos, puesto el pie firmemente en las bases navales, consideran que gozan de derechos extraterritoriales, siempre con respecto a Francia, ya que ninguno de los dos imperios toma en cuenta a Marruecos, único dueño de casa. Esta situación ha originado algunas molestias diplomáticas y una creciente tensión entre las autoridades coloniales francesas y las fuerzas ocupantes, ocupantes por partida doble. Ocupar un país libre, ya es un problema, pero ocupar parte de la colonia de un socio es más complicado. De todos modos, estos incidentes parecían vivir en estado larval, cuando las fricciones entre Estados Unidos y Francia han hecho crisis por otro lado.
¡Siempre la Corte de La Haya!
La colonia de comerciantes y especuladores norteamericanos en Casablanca, Tánger y otras ciudades del norte de África, ha aumentado notablemente en los últimos años. Hay mucho trabajo. Importación y reexportación son las dos principales tareas: drogas, armas, maquinarias, medias de nylon, accesorios fotográficos, divisas… Todo se importa, principalmente de Estados Unidos, pero nada queda en Casablanca o Tánger: la degradación económica del pueblo marroquí impide que sea el mercado comprador.
Este movimiento comercial se canaliza hacia la Cortina de Hierro o hacia otros países de cualquier latitud: son las ventajas del puerto libre. Los norteamericanos saben aprovecharlas. Poco a poco su colectividad comercial ha llegado a ser una de las más poderosas de Marruecos. Y ahora quiere dictar su ley. Respaldados por el gobierno norteamericano, los comerciantes de esa nacionalidad han rehusado someterse a las disposiciones de las autoridades francesas, decididas a impedir las especulaciones con el franco marroquí, debilidad financiera a que se libraban los norteamericanos.
Al contraatacar Washington, fundado en nobles principios, la situación ha llegado a la Corte de La Haya. Francia ha elevado una protesta, pero Estados Unidos se disponen- así se anuncia- a utilizar esta dudosa oportunidad para someter a discusión el protectorado francés en Marruecos. ¡De eso se trataba, al fin de cuentas!
En este debate los lobos del pueblo marroquí asiste como testigo. Y algunos políticos nacionalistas del Istiqlal coquetean con los norteamericanos. Estos políticos “astutos” ¿conocen, quizá, la historia de Cuba y de Filipinas? Un repaso de los textos podría enseñarles algo sobre los métodos de liberación que se estilan en Estados Unidos.
Articulo publicado en el diario Democracia
Edición del Sábado 17 de Mayo de 1952 (Pág. 1)