TODO ES POSIBLE BAJO CIELO SIAMES
Los Truenos y Relámpagos no Asustan a los Viejos Náufragos
Por Victor Almagro
EXCLUSIVO
PARIS- Bangkok es el centro de una áspera lucha entre Oriente y Occidente. En sus calles miserables y polvorientas, donde surgen ocasionalmente un hotel suntuoso –el Oriental Hotel- o algún bar para extranjeros, viven tumultuosamente tres millones de chinos, ciento de miles de indochinos, prófugos birmanos y fragmentos humanos de todas las nacionalidades de Asia. Thailandia o Siam es uno de los pocos estados en que coexisten representantes asiáticos de los dos bloques mundiales en pugna. Un joven sonriente, que ama la pintura y las letras y cuyo nombre es Nguyen Khoa Toan, es el representante oficial del Vietnam, vale decir del emperador Bao Dai, instrumento del imperialismo francés en Indochina. Sus compatriotas viven esparcidos en la campaña siamesa y hasta ahora no han logrado comprender los argumentos del sutil diplomático. En la misma capital desarrolla su acción Nguyen Duc Guy, agente diplomático del stalinista Ho-Chi-Minh, que libra en estos momentos con las armas en la mano una lucha nacional contra las tropas francesas en Indochina. Pero hay más explosivos en Bangkok.
China contra Formosa
Cuando Mao-Tse-Tung arrojó al mar el régimen de Chiang- Kai- Shek, el antiguo generalísimo de la dinastía china, en compañía de toda la dinastía financiera de los Soong, se fue a la isla de Formosa y bajo la protección de los cañones de la sexta flota norteamericana sentó sus cuarteles generales en Taipeh. Mao se consagró a realizar, a la manera staliniana, o sea por medio del látigo y las balas, una revolución agraria que ha respetado ha ciertos grupos de terratenientes a cambio de apoyo político. También instauro un control burocrático sobre la industria. No olvidó de fusilar a varios miles de obreros y de revolucionarios que creyeron en ese ejército “rojo” y empezaron a realizar la revolución por su cuenta. A esta mascarada cuyo único mérito es intentar la modernización de la economía china desde arriba, stalinistas e imperialistas la han llamado “comunismo”. Bonito equívoco para la propaganda de ambas partes.
Confían en EEUU. y en la policía
En Siam los stalinistas chinos desarrollan también una intensa labor publicitaria. Se imprime en una cabaña de las afueras de la Bangkok un periódico en chino titulado “Chuen Min Pao” (Diario del Pueblo), con abundantes retratos de Stalin, Mao y otros caudillos de la burocracia. En la capital siamesa hay puestos de difusión de publicaciones chinas, libros y folletos variados, obras de Balzac, Puschkin, Barbusse y Gorki, caricaturas satíricas de los norteamericanos y propagandas de las máquinas Leica fabricadas en la zona soviética de Alemania. El representante de Chiang- Kai Shek- en[1] Bangkok no parece inmutarse por la propaganda stalinista. Virtualmente no contraataca con papel impreso. Confía más en las armas de Estados Unidos y en la policía siamesa. Patrick Pichi Sun, el agente de Formosa, vigila en silencio, a semejanza de su jefe, asomado al balcón marítimo de su isla solitaria.
Pero Siam no se preocupa
Esta lucha tan obstinada no hace perder la calma a Siam, habituada a la atmósfera de los complots, intrigas y espionajes crónicos. Los golpes de estado- dos por semestre- continúan su curso normal, mientras el joven Rey Pumipol y la joven reina Sirikit viajan en coches pullman, juegan al tenis y practican inglés (un idioma muy práctico). Tampoco parecen afectarse por estas tormentas asiáticas los rusos blancos recién llegados a Bangkok, procedentes de Shanghai y que acaban de convertirse al stalinismo, después de unos breves treinta y cinco años de la revolución de octubre. Parecen haber elegido el momento justo en que sus viejos hábitos de la época zaristas pueden conciliarse con las nuevas prácticas de la burocracia. ¡Todo un símbolo! Su nuevo credo no impide a los rusos blancos continuar sus respetables profesiones: tráfico de vodka, de oro, de dólares y armas. Todo es posible bajo el cielo compacto y amenazado de Siam. Los truenos y relámpagos no asustan a los viejos náufragos.
Artículo publicado en el Diario Democracia
Edición del Domingo 27de Enero de 1952 (Pág. 1)
[1] No se lee bien por la mala conservación del diario.