Ramos: el fundador de la Izquierda Nacional
13/08/2012. por María Elena Troncoso y Orlando Olmos
La presentación estuvo a cargo de María Elena Troncoso y Orlando Olmos, funcionarios nacionales del área cultural y de Daniel Gonella, del Centro de Estudios Políticos y Sociales John William Cooke. Al encuentro en la sede de EL DIARIO, asistieron la diputada Nora Bedano -quien les dio la bienvenida- el fiscal federal Carlos Gonella, el referente de La Walsh Juan Montes y otros.
Los expositores invitaron a “conocer la obra de Ramos, que fue el fundador de la corriente de pensamiento conocida como izquierda nacional”.
En particular, Olmos señaló que “se está viviendo un momento histórico, que es una oportunidad para la unidad latinoamericana” y recordó la frase de Ramos que “América Latina no se encuentra dividida porque es subdesarrollada, sino que es subdesarrollada porque está dividida”.
El texto cuenta con una versión en vídeo, de la cual fue exhibida la cuarta parte.
La “Historia…” era un clásico a partir de fines de los años ‘60 y buena parte de los ‘70. La dictadura y la falta de reediciones posteriores hicieron que este libro fundamental se convirtiese en un desconocido por las jóvenes generaciones.
Esta nueva edición consta de 445 páginas y está prologada por su hijo Víctor Ramos, que es miembro del recientemente creado Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, que está bajo la órbita de la Secretaría de Cultura de la Nación, y por el titular de ese área, Jorge Coscia. “Nos propusimos averiguar si América Latina es un simple campo geográfico donde conviven veinte naciones diferentes o si, en realidad, estamos en presencia de una Nación mutilada, con veinte provincias a la deriva erigidas en Estados más o menos soberanos”, escribió el autor en 1994 al modificar la última edición de 1975. Luego advierte sobre un tema clave para entender de qué se trata al momento de hablar de nacionalismos de aquí y de allá: “El nacionalismo de los europeos es tan profundo, arraigado y espontáneo, bajo su manto imperial de generoso universalismo, que únicamente se advierte cuando otros pueblos pretenden realizar los mismos objetivos que los europeos perseguían en los Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX”