De Bolívar al Mercosur*
Jorge Abelardo Ramos*
Octubre es un mes de significativos aniversarios. El V Centenario de la llegada de los españoles a estas tierras; la formidable manifestación popular que funda un nuevo movimiento nacional y cambia la historia del país; la lejana revolución que marcó a varias generaciones de intelectuales latinoamericanos. América Latina, el peronismo, los avatares del Este, fueron algunos de los grandes temas sobre los que La Patria Grande consultó al Embajador Jorge Abelardo Ramos, Presidente del Movimiento Patriótico de Liberación y uno de los más brillantes observadores de la realidad social y política latinoamericana.
¿Qué opinión le merece el surgimiento de grupos indigenistas que se oponen a los festejos por el V Centenario del Descubrimiento de América y que conmemoran el 11 de octubre como último día de la América Libre?
En realidad el imperialismo contemporáneo, que es el que sucedió de alguna manera a la influencia española desde las revoluciones de emancipación, tiene múltiples tácticas para perpetuar la división de la América Latina. Una de ellas es la hipertrofia del tema indigenista. Nadie ignora que la Patria Grande, vale decir la herencia hispana-lusitana que hemos recogido los latinoamericanos como propia, ha sido fragmentada por obra de dos factores determinantes: uno de ellos son los intereses extranjerizantes de las oligarquías portuarias de toda América Latina y el otro es la intervención decisiva que han puesto en nuestra impotencia y balcanización las grandes potencias imperialistas. La alianza de las oligarquías internas y de los imperialismos externos procuró desde los tiempos de San Martín y Bolívar separar a las partes territoriales que habíamos heredado de España y Portugal, porque de ese modo las repúblicas insulares podían ser mas fácilmente dominadas que una gran entidad confederada como la que tuvo la posibilidad de realizar la sociedad norteamericana. Una y mil veces desde los tiempos de Manuel Ugarte y de Torres Caicedo se afirmó, pero no entró eso en la educación popular ni en las estructuras culturales de las repúblicas latinoamericanas, que si EEUU había logrado su gran progreso material era porque se llamaban, respondiendo al contenido, los Estados Unidos de Norteamérica y Torres Caicedo y Ugarte reiteraban que nosotros éramos los Estados desunidos de la América del Sur, entendiendo el sur no en un sentido puramente geográfico sino en el mas amplio de lo político, cultural y lingüístico. Para nosotros el sur comienza en México, en el río Bravo.
Bien…pero ¿Cuál es la causa de la desunión?
Nosotros, los Estados desunidos del Sur hemos pagado dolorosamente el haber logrado la independencia de España y Portugal sin haber consumado al mismo tiempo la unidad. No estamos desunidos porque somos subdesarrollados sino que somos subdesarrollados porque no logramos la unidad. En ese sentido la unión es la única estrategia y doctrina revolucionaria de América Latina.
El tema del indigenismo nos lleva a preguntar porque existe en Alemania, en Suecia, en Inglaterra, en Holanda un interés tan vehemente en proteger a los indígenas de América Latina. Seguramente no se trata de un acto de generosidad pura; sabemos que no han sido Inglaterra, ni los países nórdicos, ni Bélgica, ni Holanda quienes se han destacado por un amor especial por los indígenas de los continentes marginados.
Sabemos que la India fue subyugada por Inglaterra durante 400 años. Como dijo alguna vez un historiador inglés “las llanuras de la India están blanqueadas con los huesos de los tejedores de algodón”, muertos de hambre a causa del exterminio de las viejas industrias por los tejidos de algodón de Lancashire.
Quiere decir que si Inglaterra por medio de las armas y del libre cambio impuso su dominio al inmenso continente hindú, nos parece raro que ahora este preocupada por los indígenas de América Latina.
¿Cómo aparecen las diferentes tesis?
Nacen de las preguntas: ¿Esto que es? ¿un encuentro de dos culturas?, ¿es un descubrimiento?, ¿es una conquista?, ¿es un genocidio?. La respuesta es que es un poco de todas esas cosas, pero es sobre todo una fusión. Es un descubrimiento de América por parte de los europeos y es un descubrimiento de Europa por parte de las civilizaciones precolombinas. Es un encuentro sangriento de culturas, como son todos los encuentros de culturas diversas. No es pura y exclusivamente un encuentro, una conquista o una colonización, como tuvo lugar por parte de Inglaterra respecto de la India, donde después que se van los ingleses, esta mantiene integras sus lenguas, sus religiones y su cultura, como si los británicos no hubieran estado nunca allí, salvo en Calcuta, en Bombay o en Madrás, donde las clases altas educadas en Inglaterra y parte de las clases medias “cultas” hablan el inglés y otras lenguas. Salvo esto no hay restos de los ingleses. Lo mismo podríamos decir de Indonesia, del Congo Belga, de Malasia o de Birmania. En cambio aquí no, aquí estamos hablando la lengua de aquellos que vinieron, portugués y español. ¿Por qué?. Por razones que no vienen al caso aquí, que son razones teológicas, ellos no tuvieron el menor inconveniente en fusionarse, en hacer el amor con las mujeres indígenas y eso produjo en los primeros treinta o cuarenta años de la llegada de los españoles y los portugueses, la aparición de los hijos de la tierra, de los mancebos de la tierra, como se los llamaba, o sea de los criollos. Y esos criollos, que al principio eran hijos de españoles e indias, poco a poco se fueron mezclando más porque llego el aporte africano y entonces aparecieron los mulatos, tercerones, como se les llamaba, cuarterones y quinterones, que eran sucesivas mezclas, descendientes de mulatos con descendientes de criollos y mestizos, de indias con mestizos de negros. Así se hizo una especie de Babel racial o sanguínea en que consiste, como dice Vasconcelos, la raza cósmica.
Somos una fusión de las razas del mundo originadas por el pueblo mas mestizo que había en Europa, que era el pueblo español. Desde fenicios, visigodos, árabes y judíos, todos vinieron con los españoles y mezclaron sus sangres con la nuestra. Decir portugués en la América colonial era sinónimo de judío. De modo que aquí encontramos todas las mezclas, por lo que ser antisemita, o antiitaliano o antiespañol es renegar de parte de lo que somos.
Se trata de un formidable crisol de razas que ha determinado que el rasgo especifico y distintivo de América Latina sea que somos mestizos.
Si nosotros hipertrofiamos el rol del indio o el rol del europeo estamos negando lo que somos. Nosotros somos el indio y somos el europeo, somos el inmigrante del siglo XX, el del siglo XIX y el del siglo VXI. Nuestra fuerza es ser lo que somos. Y aquel que quiera quitarnos la evangelización, nos quita una parte esencial de nuestra cultura. Quién pretenda despojarnos de los aportes traídos por los inmigrantes, sean españoles, portugueses, italianos o judíos, nos esta quitando en nombre del indigenismo (o sea en nombre de una raza en estado puro, que sin duda resultó vencida), parte de nuestra individualidad nacional y, en consecuencia, es un enemigo de América Latina.
El indigenismo por eso es impulsado por el imperialismo contemporáneo hasta transformarse, en muchos de los casos, en uno de sus instrumentos.
Es preciso en este momento dejar en claro los derechos de incorporación a la civilización latinoamericana de las minorías indígenas, predominantes sobre todo en Perú y en Bolivia y en el mismo México, donde hay alrededor de 10 millones de aborígenes que conviven en un gran pueblo de 83 millones de habitantes. México, que es esencialmente un país mestizo, ya nos es un país indígena.
Donde el indígena logra ingresar a la vida económica, inmediatamente absorbe la lengua española o portuguesa. De esta manera se favorece al romper el aislamiento al que algunos lo quieren someter. Este es uno de los tantos derechos que las oligarquías criollas les han negado. También se los han negado a los gauchos y a los pobres, que junto con los indígenas, forman esa masa explotada por estas oligarquías nativas junto con el imperialismo extranjero.
Quiénes se interesan por las poblaciones aborígenes desde una perspectiva racial y no social ¿cometen un error similar al de quienes subestiman las luchas nacionales y solo enfatizan la cuestión social?
En nuestra juventud, influenciada por las doctrinas más “revolucionarias” del mundo (las socialistas y las marxistas), nuestra generación supuso que la lucha de clases o las luchas sociales tenían, por así decirlo, una jerarquía superior a las luchas nacionales.
Realizados los postulados de la clase obrera, creíamos nosotros, mediante el establecimiento de un poder popular, se llevarían a cabo las tareas democráticas o nacionales que no habían podido realizar las generaciones anteriores.
La historia ha demostrado que, por el contrario, sigue siendo valido como lo fue en los últimos tres o cuatro siglos, el concepto de Estado Nacional. Sin el no se pueden resolver los problemas sociales y esto lo demuestra la catástrofe de la sociedad totalitaria stalinista. En el momento en que se hunde el centro moscovita bajo el peso de los crímenes del stalinismo, aparecen estas cosas incomprensibles desde el punto de vista occidental, que son las disputas, a los que los periodistas triviales llaman “étnicas”. No son disputas étnicas, no se trata de conflictos raciales, lo que existe son los recrudecimientos de las cuestiones nacionales. Es lo que ocurre con la tragedia de los Balcanes (no en vano hemos tomado la inaudita fragmentación de Europa Central como ejemplo al hablar de la balcanización de América Latina), en Bosnia, en Sarajevo, etc.
Lo que resulta evidente es que, mas allá de una economía de escala sin la cual -según los maestros de la economía política- una nación se vuelve, por así decirlo, antieconómica en todos sus planos; la gente que habla un mismo idioma, y profesa una misma religión, está dispuesta a perder la vida con tal de mantener un estado nacional, aunque sea pequeño, pero que posea sus convicciones religiosas y su mundo lingüístico. Y si están dispuestos a perder la vida, que es lo mas importante que el hombre dispone, es porque consideran a esto mas importante que la vida misma, que la economía de escala y probablemente mucho mas que disfrutar un buen nivel de vida derivado de la economía de escala.
Esto debe enseñarnos a nosotros a relativizar lo que yo llamaría los universales filosóficos e históricos característicos del siglo XIX, de los que fueron geniales ecos Rosseau, Marx, Spencer y Comte. Eran universales filosóficos en el sentido que establecían normas universales válidas, y ahora resulta que parece ser que no las hay.
Mientras se suceden enfrentamientos nacionales en algunas áreas, en Europa las naciones procuran establecer acuerdos de unidad, pese a los sangrientos conflictos en que estuvieran involucradas. En América Latina tenemos que felicitarnos, que no tuvieran la envergadura de aquellos. Hemos tenido enfrentamientos graves en el pasado como pudo ser la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay o la tragedia militar entre hermanos que significó la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, pero ninguna de las características de las guerras europeas. Ni siquiera aquella guerra famosa con el Brasil, comandada por un tarambana llamado Carlos María de Alvear, al que no se sabe porque le levantaron un monumento en la Plaza Francia. Esta fue una guerra de las mejores que se pueden concebir, dado el escaso numero de bajas que hubo en los ejércitos. Tan inhóspito era el teatro geográfico que los ejércitos jamás se encontraron. Ojalá todas las guerras pudieran tener estas características, ya que hasta la principal batalla, la de Ituzaingó hubo que buscarle en un mapa su nombre, porque no sabían cual ponerle.
Lo paradójico es que pese a los antagonismos que enfrentaron a los países de Europa, sin embargo ellos han llegado a conformar la Comunidad Económica Europea.
Los europeos con su larga historia de cultura y también de pillaje, finalmente han llegado a la conclusión de que necesitan crear una pan-europa, una gran economía única y establecer, como ellos ya lo han hecho y nosotros debemos realizar, un derecho comunitario. Esto vale decir que allí los tribunales europeos tienen autoridad sobre los locales y que la estructura de la Comunidad es tan rígida y tan severa en procurar el bien de los países integrantes que se llega al extremo, tal como ocurrió la vez pasada, que una decisión comunitaria prohibió a una señora sembrar una planta de vid y a otra persona en Francia le ha ordenado que mate todas sus vacas. Todo un ejemplo de libre comercio. Esto nos indica que los europeos han llegado a conformar una estructura supranacional con decisiones judiciales que constituye un verdadero ejemplo para ser tomado por los países latinoamericanos.
A lo largo de la historia de América Latina han surgido movimientos que intentaron quebrar la situación colonial de nuestros países ¿Qué ha sucedido con ellos?
Los movimientos nacionales no pueden ser superiores a los cambios de la historia. Para tomar el tema en su debida aunque gigantesca magnitud podríamos decir que el imperio romano parecía haber tocado el cenit de la influencia concebible para un sistema político. Sin embargo de eso no queda mas que unas piedras del Coliseo que se pueden ver en Roma. Para no hablar de Babilonia de la cual ni siquiera podemos asegurar que era. Tampoco podemos responder en que consistió el imperio de mil años que nos había prometido Hitler y que terminara entre las ruinas de la Cancillería de Berlín.
Si la marcha de los imperios tiene estas características, cabe imaginar que las tentativas por la liberación de nuestros pueblos realizadas por la vía civil o militar sufren también las consecuencias del tiempo y de la corrupción que el tiempo trae. No corrupción en el sentido moral, sino en el de la desintegración que han sufrido los movimientos nacionales que han tenido lugar en la América Latina. En cierto período se han disuelto, han fracasado o han realizado solo parcialmente sus fines. Si bien la Revolución peruana no llegó a su culminación, aquellos indígenas que vivían bajo el régimen del “pongo”, de una inhumana condición servil hasta 1968 en que llego el ejército de Velazco Alvarado, ellos no van a ser mas pongos, no tendrán más que ser serviles.
De manera que no hay movimiento que de algún modo no realice parcialmente sus fines. En ese sentido lo que hemos visto es hasta donde podía llegar en ese momento histórico el ejército peruano y cual fue el limite que le resulto imposible de sobrepasar.
Yo tuve en Lima en al año 1974 una polémica escrita con uno de los inspiradores y asesores de Velazco Alvarado, Carlos Delgado, sobre los problemas del ejército en el poder. Por desgracia se cumplieron algunas de mis sospechas o temores respecto a la manera en que el ejército podría mantenerse allí, si seguía funcionando como tal. Si se hubiera transformado en un partido político armado, la cuestión hubiera sido diferente. Pero como ejército revestía características contradictorias, porque mientras estaban en el poder y hacían cosas importantes y correctas, los militares velazquistas iban rotando en los cargos, pasando a retiro o ascendiendo según el escalafón de oficiales. Mantenían el régimen de retiros y ascensos obligatorios en medio de un proceso revolucionario que no puede estar sujeto a un escalafón. Esa especie de contradicción viva que fue la revolución peruana ya sabemos en que terminó.
¿Y en el caso de Bolivia, con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)?
Yo diría que los propósitos que enunció el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que fundaron algunas personas amigas mías, se basaba en tres banderas fundamentales: la primera, la revolución agraria; la segunda la nacionalización de las minas y la tercera el voto universal.
Esto pudo llevarse a cabo, pero al mismo tiempo una gran cantidad de problemas de Bolivia siguieron sin resolverse.
En suma, las revoluciones nacionales no tenían fuerza suficiente para prolongarse, para vivir, para transformar básicamente a sus sociedades, aunque realizaran algunos de sus fines. Quizás la explicación de fondo sea que no hay solución para nuestros países por separado y lo que se debe hacer es un Movimiento Nacional Revolucionario de alcances latinoamericanos y recién entonces la transformación social, política económica y cultural de nuestros pueblos podrá tener lugar.
Yendo al caso del peronismo, muchas de sus banderas aun no han podido realizarse….
Ni se agitan siquiera ya. Se han olvidado de Perón, se han olvidado de Evita, se han olvidado de la justicia social….
Algunos peronistas afirman que esas banderas han sido superadas por la historia.
Están superadas por su propia historia personal, porque para ellos se ha realizado la justicia, se ha realizado la soberanía y se ha realizado la independencia, pero para su persona, la de sus familiares y allegados. No daremos nombres porque nos lo impide la caridad cristiana.
¿El peronismo actual ha claudicado entonces en su lucha original o ha adaptado sus banderas a las nuevas circunstancias históricas?
El peronismo es absolutamente inexplicable y probablemente inviable sin dos de sus protagonistas esenciales, el ejército y la clase obrera industrial. Si antes hubiera faltado alguno no hubiera podido existir y ahora no existe ninguno de los dos. Falta el ejército, transformado en un enigma, y la clase obrera ha visto reducido su numero, su importancia en la producción y su importancia en la política. Solamente ha quedado del árbol vigoroso del peronismo del ’45 una sola rama que es la que usan todos los trepadores y oportunistas de la clase media que han acordado con el partido.
¿Puede decirse entonces que el peronismo ha sido el producto de coordenadas históricas que ya no existen?
La posguerra dio luz al peronismo y a otros movimientos nacionales y revolucionarios como consecuencia de lo que llamaría una especie de ley de la historia contemporánea.
Cuando termino la guerra, tanto los EEUU como los países europeos, tanto los vencedores como los vencidos, estaban agotados, en algunos casos arruinados y en otros desvastados. Todavía humeaban los hongos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, todavía las tropas de aquel fanfarrón llamado Mac Arthur ocupaban el Japón. Las potencias vencedoras aún tenían bajo su control directo Alemania y parte de Italia. De los tres dictadores siniestros de la época, Hitler, Mussolini y Stalin, este último era el único que vivía. Las cosechas europeas estaban destruidas. Alemania era irreconocible. Yo estuve allí siete años después de terminada la guerra y lo único que quedaba de la ciudad de Colonia era la catedral. Dusseldorf era un solar llano, salvo uno o dos edificios nuevos.
En este panorama aparece Perón en la escena, respaldado por el ejército, la clase obrera y la gran masa modesta de la población, siendo Argentina acreedora de Inglaterra, con alto precio para nuestros productos exportables tradicionales (jamás alcanzados) por la sencilla razón de que Europa no tenía cosechas. Condiciones realmente singulares: los productos argentinos con precios fantásticos y, además, acreedores de Inglaterra, nuestra socia comercial tradicional.
En tales condiciones el vigor que tenía el Movimiento Nacional Peronista de esa época era inmenso y ahora es todo lo contrario. El peronismo aquel no habría podido ofrecer lo mismo si las circunstancias en que se desenvolvió hubieran sido las actuales. Ahora la justicia social no puede imponerse sobre la base de una donación graciosa del gobierno porque este carece de recursos. La justicia social se deberá exigir a los dueños de los medios de producción, exigencia nacida de la fuerza del gobierno peronista, de la fuerza de los sindicatos y de las organizaciones populares. Ahora no hay para distribuir, hay para exigir y para luchar por una redistribución del ingreso, porque el ingreso en las nuevas condiciones de la sociedad argentina es muy alto pero esta en mano de los gordos de la oligarquía agraria, de la burguesía industrial y de la intermediación bancaria.
La riqueza argentina fue a parar allí y no se reparte, no se distribuye. Es falso de que sea necesario pasar las dificultades actuales exclusivamente por el cambio de la situación mundial. De otro modo no se podría explicar que la Argentina tenga cerca de 50.000 millones de dólares depositados en el exterior y no se podría explicar que haya tantos ricos, ricos que no logra identificar todavía la DGI.
Volviendo a la suerte corrida por los movimientos nacionales, sin duda han decaído, han sido vencidos, han defeccionado de muchas de sus banderas, en algunos casos han logrado parte de sus objetivos. Pero lo importante es que en el período que estamos considerando, después de la década del 60, cuando se repone la economía europea y empiezan a constituir la comunidad, hay un reestablecimiento relativo del capitalismo. El capitalismo ha salido de esos 15 años de la posguerra, para ellos terribles y que para nosotros fueron favorables.
Ya en ’60 se formaliza la CEE y empieza a irse Inglaterra del Río de la Plata. Cuando ellos logran dominar el mercado mundial, decaen los capitalismos de la periferia, que es lo que nos viene ocurriendo en estos últimos 30 años. Tienen mas controles, generan la deuda externa que viene a sustituir otras formas de intervención militar o civil en el Tercer Mundo. Así crea otro vinculo de subordinación o dependencia y lentamente los países del Tercer Mundo se adaptan a la nueva situación en condiciones defensivas. Esto es una de las partes de la historia: estuvimos a la ofensiva durante 15 años y ahora todo lo que fue el Tercer Mundo se encuentra a la defensiva.
En el año 59 triunfa la Revolución Cubana, nueve años antes Mao Tse Tung había consumado la unificación de la China. Estas no son revoluciones stalinistas, son revoluciones nacionales del Tercer Mundo. La orientación de China es totalmente heterodoxa, nada tiene que ver con el stalinismo ruso, se mueve de acuerdo a sus propias decisiones. Es difícil saber lo que ocurre en China, pero sospechamos que no es precisamente lo que está en los libros sacros de la iglesia marxista- stalinista.
Pero a partir de los ’60 empieza la declinación. Ya han caído Perón y Vargas. Aparece en un momento Allende, pero este tiene características especiales. Allende era un socialista nacional que se ve objeto de una formidable provocación por parte de los grupos terroristas de la clase media de Chile, que aportan para crear las condiciones en que Pinochet pueda derrocarlo.
Las medidas de Allende no fueron socialistas, fueron nacionalistas, perfectamente aceptables en el mundo capitalista, pero fue victima de una especie de furia verbalista, retórica, donde a cada medida que tomaba se le asignaba color rojo. Pero debemos insistir en que todo lo que el hizo era fundamentalmente patriótico y estaba dentro de los cauces de la sociedad capitalista, a la cual aspiraba, en tanto que las formas capitalistas de producción significaban para Chile y para América Latina un avance en relación a las condiciones del capitalismo colonial que padece.
¿El peronismo ha sido absorbido por el sistema colonial de la oligarquía o ha renunciado a transformar la sociedad argentina?
Ese es un punto de sumo interés. Hace algunos años, unos prominentes dirigentes peronistas me reprocharon lo que consideraban una afirmación errónea de mi parte. Fue cuando hice declaraciones al diario “La Nueva Provincia” de Bahía Blanca las que aparecieron con el titulo “El peronismo ha muerto”.
De ser así, me decían, cabría preguntar ¿y los siete millones de votos que dieron el triunfo al presidente Menem, no eran peronistas? Si que eran peronistas: es el pueblo, corrientes de la clase media modesta, trabajadores, sectores de la pequeña burguesía estatal, parte de la clase media no universitaria, independientes. En ese sentido el peronismo existe.
Lo que ya no existe es el peronismo como institución política, lo que no existe es en los dirigentes políticos mas destacados, los que cortan el bacalao en general, ni la fe, ni la pasión ni la voluntad de transformar la Argentina, de hacer la Revolución Nacional. Solo existe un deseo profundo: olvidarse todo lo posible de quien fue Perón, quién fue Evita y cuales fueron las postulaciones que dieron nacimiento al peronismo. Ese es su deseo irrenunciable.
Ellos quieren olvidarse por completo y arreglarse con los poderes vigentes. Lo que ocurre es que, y aquí está la originalidad de la historia, estos individuos de las clases medias, esta legión de licenciados, profesores y doctores “renovadores” que el peronismo tiene en todas partes, han llegado al poder por obra de esas masas populares que aún conservan su fe en el peronismo que es decir la fe en la Revolución. Y por esta razón los representantes putrefactos de esas masas, no son confiables tampoco para dichos poderes.
Por eso el gobierno de Menem es sospechoso para el “establishment”. Y aunque estén de acuerdo en muchos aspectos de la política económica y fiscal de Menem, preferirían que esa misma política, con las debidas restricciones impositivas, sea realizada por otro gobierno, que no deba a esos siete millones de votos peronistas el ejercicio de su función.
A pesar de la “buena voluntad” de fulano o de mengano, a pesar de todo, detrás de ellos esta la legitimidad y la presencia de esos siete millones de votos. Y en consecuencia, todo el sistema en tanto es peronista, se vuelve sospechoso y se vuelve poco confiable.
Yo agregaría también que todo el sistema político del peronismo putrefacto le es hostil al presidente Menem, dejando de lado aspectos buenos o malos del mismo. Y esto no lo digo solo ahora, ya que antes lo dije a la televisión y a la radio en la residencia del entonces gobernador de La Rioja, en vísperas de las elecciones 1989. Afirmé entonces que, en mi opinión, el Dr. Menem iba a ser presidente, pero que antes debería vencer dos obstáculos. Uno de ellos era el partido radical y el otro el partido peronista. Así que lo que ahora digo no es ninguna novedad.
Siendo que el peronismo es el principal componente del movimiento nacional y se encuentra en el estado que Ud. describe ¿cual es su potencialidad transformadora?
En este momento, ninguna. Como ustedes saben, yo pertenezco al Movimiento Patriótico de Liberación, que esta fundado en dos preceptos esenciales que son el Socialismo Criollo y el Nacionalismo Latinoamericano. Esos dos conceptos no han cesado en ningún momento de ser esenciales para la transformación de la sociedad latinoamericana. Pero estamos a la defensiva, como está a la defensiva todo lo que fuera el Tercer Mundo. Eso no nos obliga a resignar nuestros principios. Simplemente nos preparamos para el día de mañana. En un momento determinado las condiciones habrán de cambiar y vendrá un nuevo ascenso popular revolucionario. Pero mientras tanto todos estamos a la defensiva. Todos. El imperialismo todavía es poderoso, aunque acechado por graves problemas, y los pueblos de América Latina, como los de Africa y Asia están a la espera de un nuevo giro.
A la luz de lo acontecido en la ex URSS ¿Qué alcance le da a la definición “socialismo criollo” y cual es su relación con el socialismo tal cual lo entendían sus fundadores y teóricos?
La palabra socialismo nace casi junto con la Revolución Francesa de 1789, cuyas atrocidades son muchas veces olvidadas. La voracidad de la nueva burguesía que llega al poder después de la ejecución de Luis XVI, de Maria Antonieta y de la liquidación parcial de la nobleza, es indescriptible. La aparición en la escena histórica de una nueva clase de manufactureros para los cuales las consignas de igualdad, fraternidad y libertad no tienen ningún valor si es que se trata de sacarles el sudor y la sangre a los obreros, hace que de los costados mismos de la sociedad burguesa aparezcan tendencias a las que luego Marx va a juzgar como utópicas (aunque el marxismo científico adquirirá luego también caracteres utópicos a la luz de lo que ha ocurrido) que postulan una sociedad mejor. Ponen en discusión no solo la vieja sociedad de la nobleza y del absolutismo que acaba de caer bajo las llamas y la guillotina de la Revolución Francesa, sino también a la nueva sociedad que acaba de nacer: esa sociedad burguesa, capitalista, con parlamento, con diputados, con una justicia independiente. La clásica República de Montesquieu esta puesta en duda por pensadores muy notables que postulan los puntos de partida para crear una nueva humanidad, sobre la recientemente aparecida.
¿Y que fue del socialismo en nuestro siglo?
Bueno, tuvimos un socialismo stalinista fundado en el terror policial que concluyó con una sociedad totalitaria de la cual hasta Adolfo Hitler podría haber aprendido algunas cosas.
Y tuvimos también socialismos africanos, socialismos árabes -como el que actualmente
hay en Siria, con ramificaciones en el medio oriente- con regímenes altamente centralizados, cuyas porciones de socialismo difícilmente pueden ser discutidas, por la sencilla razón de que Marx nunca definió lo que significaba el socialismo.
Podríamos decir que nosotros, cuando afirmamos el concepto de socialismo, lo hacemos con tanto derecho como el que tenía Perón -que habló de un socialismo nacional- o los gobernantes de Medio oriente o África, donde se habla de un “socialismo a la africana”.
Nosotros hablamos de un “socialismo criollo”. ¿qué es lo que hay de común en el termino?
Procuremos definirlo, no en el criterio de la escuela de Marx, o de los africanos, de los árabes o de los chinos, sino en los términos de nuestras propias necesidades. Para nosotros un socialismo criollo es, en primer lugar, una aspiración a una sociedad mas justa, donde la riqueza no sea fundamento del poder político ni exista la posibilidad de que el lucro sea la religión nacional. Por el contrario, procuramos una sociedad económicamente igualitaria y culturalmente diferenciada en la formidable pluralidad de la Gran Nación Latinoamericana, que ya ha dado una buena muestra a través de numerosos poetas, pintores y ensayistas de lo que es capaz un gran pueblo como el de la América Latina.
En cuanto a lo de criollo, es porque no queremos que tenga ninguna vinculación de carácter doctrinario, histórico o genético con otros socialismos que así se han llamado en otras partes del mundo. Creemos que no se puede exportar el Socialismo Criollo, pero tampoco se puede importar ningún socialismo, así sea árabe, africano o científico.
Creemos que toda doctrina, entre ellas esta actitud que nosotros denominamos Socialismo Criollo, debe pertenecer a la índole misma de la sociedad en la cual nace. Eso es lo que significa el Socialismo Criollo
¿Qué diferencia al MPL de los partidos tradicionales además de su posición en pos del Socialismo Criollo?
Mas que hablar de los partidos tradicionales, entre los que habría que incluir ya, de algún modo, también al peronismo, yo usaría una palabra que empleó Perón y que define mejor lo que quiero decir: la partidocracia. El sistema partidocratico, el sistema de partidos estables, con esta Constitución ilegítima que rige en el momento, es aquello que nosotros rechazamos con todas nuestras fuerzas. ¿Por qué razón? Porque el sistema de los partidos políticos argentinos se funda en el “statu quo”, en una democracia formal sin sustancia. Si se dejara desarrollar a fondo el pensamiento de todos los partidos políticos de izquierda y de derecha, desde los espectrales stalinistas sobrevivientes, socialistas pasados por lavandina y radicales descendientes de Alvear, para nombrar algunos, todos ellos coincidirían en que su ideal de gobierno es el gobierno parlamentario y que habría que reducir no solo el rol del Estado, sino las atribuciones presidenciales, de modo tal que el gobierno efectivo sea regido por algún ministro designado por las distintas combinaciones parlamentarias, a la manera europea.
Yo estoy totalmente en desacuerdo. Nosotros necesitamos no un gobierno parlamentario sino un gobierno altamente centralizado, precisamente porque estamos dispersos en América Latina, porque somos débiles, porque la confiabilidad del sistema educativo y periodístico es nula. Todo el sistema educativo y todo el sistema periodístico está dirigido contra los intereses de la Nación. Por eso mismo hace falta que el presidente elegido por las mayorías nacionales disponga de la mayor cantidad de poder posible para realizar aunque sea parcialmente los fines que la Revolución Nacional exige. Es en ese sentido que estamos en total desacuerdo con el régimen de los partidos actualmente imperante.
¿Cómo juzga el desplazamiento del poder del presidente Collor de Mello?
El juicio político al presidente Collor es el triunfo del poder maligno de la prensa antinacional del Brasil para movilizar a los grandes sectores de la clase media. Esto ya se ha visto en 1954, en la lucha contra Getulio Vargas, que termino con el suicidio del jefe de estado. También hemos visto ensayos generales en la Argentina contra el presidente Menem. Por distintas razones, lo que se llama sistema o la rosca dominante en América latina, continente semicolonial por excelencia, en algún momento decide que tal o cual presidente le resulta inconveniente o repulsivo. En algunos momentos toma el tema de la corrupción, hasta lograr que el moralismo pequeño burgués sistemático de las grandes ciudades, impulsado por la campaña de prensa, se movilice en pos de intereses que no son los suyos.En otros casos la movilización es en contra de la tiranía, o contra el narcotráfico o porque el gobernante es reaccionario, comunizante o socializante. Los argumentos tienen muy poca importancia y su selección está ligada al momento en que se utilizan. Lo fundamental es la capacidad de movilización que tiene el sistema antinacional de los medios de comunicación en la América Latina para ayudar a derribar a un presidente. Como señalaba un político brasileño: “esto no es una lucha por la ética, es una lucha por el poder”.
¿Cuál es su opinión sobre la política económica del Presidente Menem?
El peronismo hace ya muchos años que ha abandonado los puntos de vista del nacionalismo económico tal cual se entendieron en la época de Perón. Ya el mismo Dr. Cafiero hace 15 años había postulado una revalorización del papel del Estado. En todo esto me parece que habría que destacar un hecho. En primer termino la sociedad argentina está fundada sobre la falta de producción. Es una sociedad improductiva. Ya se veía eso en el tercer gobierno de Perón, que por efímero que fuese, no puede hacernos olvidar que la política del Ministro Gelbard fue atenuar los efectos inmediatos del desempleo mediante el ingreso en masa de personal al Estado y a las empresas públicas. De modo que barrió con el problema bajo la alfombra y el período que le toco desempeñarse como Ministro de economía conoció un breve auge, precisamente a causa de la falsificación de la producción que se hacía mediante el empleo en el Estado. Eso no podía durar. Sin embargo la dictadura militar aumentó esta tendencia, la que alcanzó su cenit en la época del Dr. Alfonsín.
Ahora bien ¿cuál es el eje de la crisis argentina, cual es una de sus manifestaciones mas agudas?. El hecho de que sus jubilados, los empleados públicos del estado nacional, provincial y municipios, empleados de empresas privadas, pequeños comerciantes, etc, constituyen una mayoría en la masa activa. Cuando hablamos de pequeños comerciantes en realidad nos referimos a esos comercios unipersonales, característicos de todos los países del África. Los que tienden un lienzo en el suelo y son incluidos por los estadígrafos graciosamente dentro del rubro comercial. En realidad se trata de marginales que procuran una changa vendiendo limones o lamparitas eléctricas en la vía publica.
Mientras que el número de empleados y obreros de las empresas industriales bajó significativamente en los últimos años, el de afiliados a la Asociación de Empleados de Comercio ascendió en una similar proporción. Estos empleados de comercio, al igual que los empleados bancarios que se multiplicaron sobre la base de la desindustrialización y el establecimiento de la “patria financiera”, están reflejando que el núcleo de productores urbanos y rurales que producen alimentos o bienes industriales es desproporcionadamente pequeño con relación al sector improductivo y deben soportar al resto de la sociedad argentina.
Es la nuestra una sociedad esencialmente improductiva, con un Estado hipertrófico, con empresas que han sido descapitalizadas y arruinadas por sus enemigos en treinta años de contrarrevolución. En consecuencia, el gobierno tiene la obligación de revaluar el papel de las empresas del estado y si no puede subvencionarlas tiene que liquidarlas ya sea en beneficio de las empresas privadas que puedan adquirirlas o bien bajo la gestión de cooperativas de su personal, que es el punto de vista que yo sostengo. Hay un ofrecimiento de la Unión Ferroviaria que no sé si será aceptado. Al mismo tiempo se advierte en toda esta operación determinada por una crisis que tiene más de treinta décadas, de la que no es responsable sino en parte el actual gobierno, que el papel de las empresas del estado debe ser juzgado no solo a la luz de su rentabilidad, ya que en ese caso deberíamos vender las escuelas y los hospitales. Debe ser juzgado también en vista a su papel estratégico, desde el punto de vista de la defensa nacional o de la defensa de la industria nacional. Debe contemplarse el tema del acero, el tema de la actividad nuclear, el tema de los mísiles, el destino que puede tener la fábrica militar de Córdoba, con el IA 63.
De manera que a tres años de gobierno del Dr. Carlos Menem cabe preguntarse: ¿Qué derechos asisten a los Estados Unidos para que fabriquen los ingenios misilísticos o aeronáuticos mas poderosos del planeta sin que nadie le pregunte si los va a utilizar para defenderse o para atacar a tal o cual país y porque razón la Argentina no tiene derecho a fabricar sus propios ingenios aeronáuticos, a tener su gran industria nuclear, misilistica o de computación?. Creo que eso es lo que tiene que quedar en claro. Argentina tiene derecho a hacerlo y en algún momento habrá que hacer practico ese derecho a desarrollar como se debe esas industrias.
Creo que la trágica herencia recibida por el presidente Menem no dejaba lugar a muchas alternativas. Yo estoy procurando señalar algunas, pero no quiero dejar de remarcar que el Estado no podía seguir como estaba hasta ese momento. Se podrá o no estar de acuerdo con algunas medidas tomadas por el gobierno. Se podrá observar que los adquirentes de algunas empresas de estado son empresas privadas de capital nacional que han engordado a lo largo de mas de treinta años con contratos del propio Estado, logrando que mientras este se empobrecía la burguesía nacional se enriqueciera. Pero esto, para aquellos que son partidarios del capitalismo no debería significar ninguna sorpresa.
El propio General Manuel Savio, fundador de Fabricaciones Militares, había previsto en la ley que les dio origen que, si bien el Estado y el Ejército tomarían a su cargo momentáneamente numerosas empresas industriales, incluyendo la fabricación de acero, en algún momento estos deberían dejarlas en manos de empresas nacionales que se harían cargo de la mayoría de las acciones. De esta manera se desinteresarían de la gestión técnica y administrativa que habían iniciado. Ese fue el punto de vista de Savio y de Perón y parece que ahora ha llegado ese momento. Fíjense que en muchos casos no se trata de empresas extranjeras, son empresas nacionales que han actuado como los burgueses y estos no suelen hacer malos negocios, los malos negocios se los reservan al Estado.
Pero esa es la sociedad burguesa. Quien quiera aceptar esa sociedad, tiene que aceptar también estas cosas. Y quién no quiera aceptarla como es, debe afiliarse al Movimiento Patriótico de Liberación, que lucha por otra sociedad.
Octubre de 1992
*Entrevista efectuada por La Patria Grande