Joan COMORERA
Visto por MAMBRU
De frente y De PERFIL
CUANDO tenía veinte años ingreso al partido socialista español. Corría el año 1918. Los obreros tomaban el poder en alguna parte. Europa estaba cargada de electricidad y se osadía. Joan Comorera nacía a la vida política para cobijarse en la bandera del venerable Pablo Iglesias y de los pedagogos de la social-democracia española. Este rasgo permitía interpretar su evolución posterior. Emigrado a la Argentina, ingresa, como es lógico, en el Partido Socialista de Juan B. Justo que era una replica (mucho mas conservadora) del partido de Pablo Iglesias. Luego regresa a España y su habilidad municipal le permite ascender al cargo de Consejero de la Generalidad de Cataluña en 1934. La reacción general desatada por la insurrección de octubre de ese año, hace recaer sobre sus espaldas una pesada condena. La victoria electoral del Frente Popular en 1936 lo deja en libertad y con su acta de diputado en el bolsillo funda en las vísperas de la guerra civil el Partido Socialista Unificado de Cataluña, que era simplemente la versión catalana del stalinismo español. Bajo la cobertura “socialista” Comorera sirve a Moscú puesto que Moscú representa ya una firma solvente y una victoria consolidada. Comorera jamás pierde su espíritu práctico. Consejero de Economía en la Generalidad de Cataluña, y secretario general del partido staniliano, asiste a la semana trágica de mayo de 1937, a las liquidaciones y a los fusilamientos clandestinos, a la acción de la policía soviética en Barcelona, a la extirpación de los revolucionarios que no creían en el gobierno republicano ni en la infalibilidad del Kremlin y goza las migajas efímeras de un poder que se desvanece hora a hora en la tragedia de la revolución española. Su emigración no conoce horas angustiosas. Pertenece a la burocracia que se respalda desde lejos. Pero los años de guerra y posguerra traen desilusiones. Las intrigas internas de los jefezuelos españoles en Moscú cortan los víveres a Comorera y el burócrata catalán envía una carta a Stalin. La misiva quedo sin respuesta, ¿Ya esta maduro para la conversión de Occidente?
Artículo publicado en el diario El Laborista
Edición del 20 de Junio de 1953 (Pág. 7)