LO DEJAN SOLO A JOHN BULL

Como las Colonias del Imperio, los Obreros se Alejan de la City

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

I

PARIS. – El último congreso laborista consagró la derrota de Herbert Morrison y el ascenso a la dirección partidaria de dos lugartenientes de Bevan. Este hecho es ampliamente significativo no desde el punto de vista de las votaciones o de los triunfos particulares del “ala izquierda” laborista, sino como demostración de una lenta pero irresistible radicalización de la clase obrera británica. A medida que el vasto sistema imperial se desintegra, que los Dominios se alejan y que el “standard” de vida metropolitano hace de la austeridad de guerra una forma permanente de existencia, el proletariado británico evoluciona.  

La mentalidad conservadora de la clase trabajadora de las Islas, que resistió todas las críticas y batallas teóricas durante un siglo, cede lugar a un descontento cada vez más agudo; las tendencias rebeldes del partido socialdemócrata tradicional se abren camino. Así se confirman las  previsiones de la ciencia social: la destrucción de la base colonial del un imperio determinará la toma de conciencia de los trabajadores del país imperialista, ligados en cierta forma hasta entonces a la explotación de otros pueblos. El turno les llega a los obreros británicos.

 Pero la lentitud de esta evolución se verá compensada con la velocidad de los últimos capítulos. Tal es la significación simbólica de la victoria interna de Bevan. A todo esto, la prensa británica, de tendencia la conservadora, liberal o simplemente imperialista, se ha lanzado a una campaña desenfrenada, cuya acidez inesperada revela bien a las clases que los círculos dirigentes del Imperio distinguen los peligros. El cuidado de las formas, tradicional en la prensa de Londres, se pierde esta vez, en sus ataques a Bevan. No es la única tradición que pierden.

Los ataques alcanzan por igual a Bevan, la “izquierda” y a Attlee, el “centro”. Los fundamentos para luchar contra el bevanismo son lógicos: por Bevan se expresan las capas más avanzadas de los trabajadores británicos, que no desean apoyar la política imperialista del gobierno o la tendencia conciliadora del laborismo oficial. A este respecto, la elección de la figura de Bevan es meramente circunstancial y manifiesta simplemente que los obreros ingleses aun están a mitad de Camino. Comparase la orientación de los obreros norteamericanos, que simpatizan con un magnate como Stevenson, para advertir una diferencia, que sin embargo no es esencial. El ascenso de Bevan al poder no significaría, en consecuencia, que la clase trabajadora se verá representada. Abriría a lo sumo otra etapa en su educación política. El “Daily Mirror” como “News Chronicle”, sin embargo, centran sus baterías contra un político ultra-reformista como Attlee, porque mantiene su equilibrio con Bevan y evita una escisión. Para estos diarios, Attlee “ha hecho su tiempo” y es un personaje “tierno, adormecido, triste y débil” que haría mejor en retirarse de la escena y dejar a Morrison la responsabilidad de los asuntos políticos. Este último se ha convertido en el héroe de la prensa imperialista. Antes del congreso, “News Chronicle”, con una profecía que ex-presaba mejor su deseo que los datos reales, anunciaba “no solamente una escisión sino una fisión nuclear” en el seno del partido Laborista.

 Pero la victoria de la izquierda ha desconsolado e irritado a los editorialistas. “Así como Churchill ha debido acomodarse a la existencia de una Rusia bolchevique que él habría querido sofocar al nacer —escribe el conservador W. J. Brown—, del mismo modo el Laborismo deberá acomodarse al bevanismo de sus militantes”. La comparación refleja, en todo caso, el temor de las cases dirigentes británicas hacia la modificación ideológica del frente obrero, aliado de la City hasta el presente.  El mismo observador predice que Bevan reemplazará a Attlee en la dirección laborista, así como Lenin reemplazó a Kerensky. Aunque el ejemplo sea históricamente inexacto, es una demostración de que asumen el presente con su famosa sangre fría.

(Mañana segunda nota)

Artículo publicado en el diario Democracia

Edición del  Lunes 27 de Octubre de 1952 Pág. 1

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