CRISIS EN FILIPINAS

La “Perla de Oriente” Imagen Dantesca del Hambre y Desesperación

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

PARIS. —  La prensa imperialista tiene una práctica antigua en disminuir, desfigurar o ignorar algunos problemas importantes, al mismo tiempo que  bate los tambores de la propaganda alrededor de otros asuntos que no revisten igual magnitud. El tema de la URSS está en las primeras planas del periodismo mundial.  Las Filipinas parecen no existir sobre el océano. Sin embargo, existen.  Hablemos de las Filipinas.

 Más de 7.000 islas forman este castigado archipiélago, perdido por España en la guerra de 1896 y colocado de facto bajo la protección de Estados Unidos.  Cuando la Casa Blanca accedió a otorgar a las Filipinas su “status” de completa autonomía, los demócratas puros de todas las latitudes se apresuraron a elogiar el desinterés de los políticos norteamericanos. ¡He ahí a una colonia liberada por el país de Lincoln! Fué un elogio apresurado. La independencia nacional filipina se tradujo sobre todo en la modificación de algunos artículos de su Constitución.

La realidad demostró que el imperialismo yanqui continuaba manteniendo todos los controles básicos de los asuntos militares, económicos y políticos del archipiélago. Echó sobre las espaldas del pueblo filipino las cargas de mantener el presupuesto administrativo de la oligarquía nativa dominante y sólo se reservó las ganancias netas. El prestigio político del gesto también fue contabilizado en dólares. Sin embargo, 20 millones de filipinos, antes y después de la  “independencia”, continuaron viviendo en las en condiciones más abyectas, en la degradación económica, la suciedad, la incultura y el marasmo nacional. Una clase de terratenientes ligada a los exportadores norteamericanos succiona el jugo vital de las islas y levanta en Manila, Cebú o Iloilo, grandes avenidas, lujosas residencias y brillantes cabarets. Pero en las calles o senderos adyacentes el agua estancada refleja las chozas sórdidas, sin luz, ni agua corriente, ni comodidades higiénicas. No hay pavimentos, ocupación industrial ni escuelas en número suficiente. Los maestros no cobran sus sueldos, pero los funcionarios, que ya no hablan español sino inglés, pasean en Cadillac por los distritos residenciales de Manila. A esta imagen dantesca de miseria, hambre y desesperación que los noticieros no registran, los norteamericanos llaman la “Perla de Oriente”.

• La rebelión de los “huks”

Acaba de publicarse en la prensa europea un nuevo llamado del gobierno filipino a los Estados Unidos para obtener una ayuda militar de cien millones de dólares en el periodo del presente año. ¿Qué problemas militares urgentes tienen las Filipinas? Se trata de una cuestión interior, no exterior.  En las montañas y los campos del archipiélago están los “huks”, organizaciones de guerrilleros. La palabra “huk” significa literalmente “Ejército del pueblo contra el Japón”. Esta organización fué fundada para combatir en 1942 la ocupación japonesa, y contó con la ayuda técnica de Estados Unidos. Los guerrilleros esperaban que la terminación de la guerra significaría el fin de la propiedad latifundista y un nuevo régimen social para el pueblo filipino. Sin embargo, los Estados Unidos, por intermedio del general Mac Arthur, procedieron a devolver, inmediatamente de reconquistar el archipiélago, las tierras expropiadas por los campesinos a los terratenientes (que habían colaborado con los japoneses) y a disolver las formaciones de los guerrilleros. La lucha armada recomenzó bajo nuevas formas y aun continúa.

Los guerrilleros filipinos cuentan, según parece, con el apoyo de los campesinos y de las poblaciones urbanas. Según el ministro de defensa filipino, sus fuerzas alcanzan a 16.000 hombres, pero es indudable que el número de guerrilleros es bastante mayor. Para combatir este movimiento la oligarquía filipina pide dólares, ¿Por qué no informará la United Press de todo esto? Comparte, sin duda, la opinión de la revista “Life”, que exige al gobierno norteamericano una intervención abierta en Filipinas: “¡Pasemos a los actos!”

Artículo publicado en el diario Democracia

Edición del Sábado 28 de Junio de 1952 Pág. 1

También te podría gustar...