PECES ROJOS PARA EL GENERAL HANDY

Los Países Ocupados pagan También el Lujo de sus Ocupantes

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

PARIS.-         Como se sabe, las guerras no terminan con el armisticio. Queda su herencia: ciudades destruidas, monumentos heridos, viudas, huérfanos, mutilados visibles y los otros mutilados que poseen todos sus órganos pero que han perdido valores no registrados  por los estadígrafos. Además, están las tropas de ocupación.

Aquellas que entraron bajo lluvias de flores: aclamadas como liberadoras (afirman las crónicas) hoy reposan de sus fatigas castrenses estrechando lazos con la población, contrayendo enlace con frecuencia y paseando por las avenidas penosamente reconstruidas hasta que llegue la hora veinticinco. Ahí está el caso de Alemania. Las fuerzas militares inglesas y norteamericanas en Alemania occidental consumen numerosos artículos que pesan sobre la población contribuyente y que se incluyen en las planillas de “gastos de ocupación”. En el curso de la última reunión de los altos comisarlos aliados y de los ministros alemanes, se ha planteado el problema de estos gastos. El señor Schaeffer, ministro alemán de Finanzas, tuvo la ocasión de presentar un detallado balance de los gastos  un poco suntuosos de los soldados triunfantes. El examen resulto un tanto embarazoso, ya que la austeridad en que vive el pueblo alemán y sobre todo la clase trabajadora,  parece incompatible con las cuentas que debe pagar en gracia a ocupantes un tanto indeseables.

De ese balance se deduce que el 57 por ciento de los gastos de ocupación se consagra a los artículos siguientes: corpiños, dientes postizos, césped especial para juegos de bolos,  helados, cerveza,  juguetes. Es indudable que los juguetes no están destinados a las tropas de ocupación sino a sus familiares más jóvenes, lo mismo que otros de los artículos mencionados. No existen estadísticas que informen sobre cuántos niños alemanes están en condiciones de disfrutar también de esos juguetes. El señor Schaeffer, que es un hombre meticuloso, ha aportado otras pipa precisiones dignas de conocerse. Como gastos de ocupación, las tropas aliadas hacen pagar al pueblo alemán el alquiler de las orquestas para los clubes militares, los gastos de taxi, aparatos de X y los departamentos para familias de militares.

 Pero en el conjunto de estas erogaciones sorprendentes se destacan con relieves propios las pulgas de agua destinadas a alimentar los peces rojos del general norteamericano Thomas Handy.

Este refinamiento realmente europeo (aunque de los tiempos en que el marco era sólido y Krueger rey de los fósforos)  revela que la estada en Europa ha hecho mucho bien a los norteamericanos.

He aquí el “toque” de distinción que les faltaba para ser señores del mundo.  En el país de Goethe el general Handy alimenta peces rojos. ¡Qué espíritu  eclógico!

Sin embargo, el ministro de Finanzas alemán no se extasía.  Alejado de todo desfallecimiento lírico,  el señor Schaeffer apunta que esto y aquello, las pulgas y los dientes postizos, la cerveza y los corpiños cuestan al estado alemán millones de dólares.

 Para un país destruido es demasiado. Las tropas inglesas han hecho pagar en un año a los alemanes 242.000 dólares por ropa interior femenina.  Ni el recuerdo de Hitler justifica estas atenciones conyugales por cuenta de otros.

Artículo publicado en el diario democracia

Edición del Jueves 19 de Junio de 1952 Pág. 1

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