EL WAFD, PRESENTE GRIEGO PARA EGIPTO
En Mares de Algodón Naufraga la Economía del País de las Pirámides
Por Victor Almagro
EXCLUSIVO
PARIS.- El nuevo curso de la política egipcia, ha partir de la caída de Nahas Bajá, presenta bajo todos los aspectos un carácter “estabilizador”. En un país semicolonial cuyo más imperioso objetivo es romper sus vínculos con el imperialismo, realizar su reforma agraria y arreglar su situación nacional con el Sudán, la palabra “estabilización” tiene un carácter sospechoso. Significa pura y simplemente que su gobierno ha postergado esas tareas y se apresta a verificar un arreglo con el imperio británico sobre las espaldas de la clase trabajadora egipcia. Tales son los hechos. Sin embargo, a toda política general corresponde necesariamente una política económica. Hablar de la economía en Egipto es referirse en primer lugar al algodón. País de monocultura Egipto funda en la producción algodonera el 80% de sus exportaciones. De ese producto vive prácticamente toda la nación.
En el periodo del gobierno de Wafd, que constituía un agrupamiento de los intereses los industriales, los artesanos, pequeños campesinos acomodados e intelectuales, se impuso una política oficial de altos precios algodoneros. El Wafd aprovechó la circunstancia del estallido de la guerra coreana, que elevó los precios de las materias primas, para negociar buenas cotizaciones del algodón. Aunque los precios del mercado mundial; eran de 250 libras, el gobierno egipcio exigió un minimun de 350 libras, apoyándose en la situación de la coyuntura. Tanto los terratenientes como los pequeños cultivadores y comerciantes interesados apoyaron calurosamente al Wafd en esa actitud. Pero al mismo tiempo las grandes masas consumidoras se veían obligadas a comprar los artículos manufacturados a altos precios. La explicación era sencilla: Egipto vendía algodón a buen precio, pero lo hacia generalmente en operaciones de trueque, aceptando precios de artículos manufacturados, no menos elevados. No obstante y hablando muy en general, el Wafd se vió beneficiado por un momento de apogeo económico que le permitió extender su popularidad y presionar con el apoyo de las masas al gobierno británico. El gobierno actual se enfrenta con una situación diferente.
Las buenas recolecciones norteamericanas de algodón y los grandes “stocks” almacenados han hecho caer el precio del producto. Los clientes de Egipto no compran algodón, a la espera de mejores precios. La producción egipcia se acumula en los depósitos, pues los productores estimulados por los precios anteriores, dejaron los cereales de lado, y se consagraron a sembrar algodón. La importación de alimentos (1 millón de toneladas de trigo en 1951) a precios solventados por el gobierno- práctica iniciada por el Wafd- constituye hoy una carga para el gabinete. Pero el hambre no amenaza a los terratenientes, exportadores y grandes comerciantes: en 1951 el algodón les reportó 200 millones de libras esterlinas, de los que gastaron 8 millones en importar coches de lujo norteamericanos. Mientras se decide en las alturas si el Wafd pactará o no con el actual gobierno prudente, los cadillacs circulan por la ciudad misma donde el trigo importado amasa el único lujo de la clase trabajadora.
Articulo publicado en el Diario Democracia
Edición del Lunes 9 de Junio de 1952 Pág. 1