DRAMATICO DIALOGO EN LISBOA
El Premier Faure Respondió a Acheson ¿Quiere Ud. Rearme?-¡Páguelo!
Por Victor Almagro
EXCLUSIVO
PARIS- (Especial).- El tambaleante gabinete de Edgard Faure ha concurrido a la Conferencia de Lisboa para sostener con el señor Acheson, un dialogo dramático. Estados Unidos, principal inspirador de esta reunión, exige pesadas cargas a sus aliados. Pero Francia, situada por su situación geográfica y su importancia política en el centro de los problemas europeos, no puede ya resistir las demandas norteamericanas. El rearme no es sólo una actitud teórica en las asambleas de las Naciones Unidas, sino una bomba de succión de la energía economía de Francia.
Lisboa indica el momento en que las palabras deben trocarse en hechos. Acheson ha formulado abiertamente el pedido de que Francia eleve sus gastos militares a 1.400.000.000.000 de francos (un billón cuatrocientos mil millones de francos) cifra astronómica que se desplomará sobre las espaldas de la clase trabajadora francesa.
Tres imperios se enfrentan
En el suntuoso palacio de Ajuda el presidente de la República portuguesa ofreció a las delegaciones una recepción. Pero detrás de los brindis y las conversaciones frívolas, la conferencia planteaba ya una masa de hechos que no podía ocultar la reunión palaciega.
Después de la lectura de un informe sobre la política exterior soviética, calificada de “banal” hasta por “Le Monde”, la conferencia dio lugar a una exposición melancólica: mientras Acheson describía la situación militar y política en Corea, Eden informó a su turno sobre los acontecimientos en Egipto y su esperanza de arribar a una rápida solución. La ruptura del rey Farouk con el movimiento nacional ha impregnado de ilusiones el corazón del Imperio Británico. La conferencia de Lisboa escuchó con atención su informe, que demostró la parálisis progresiva que avanza en todo el organismo de la vieja reina de los mares. Después, el señor Robert Schuman tomó la palabra en el coro de los lamentos imperialistas y diseñó un cuadro cargado de tintas lúgubres acerca del problema de Indochina. Los tres imperios representados en la Conferencia y que constituyen sus elementos decisivos, reflejaron ante la faz del mundo sus verdaderas preocupaciones; el mantenimiento de sus posesiones coloniales, la apertura de los mercados cerrados y la liquidación de todo movimiento de independencia nacional que amenace sus intereses. Concluido el capítulo de los suspiros políticos, se abrió el debate sobre la situación económica y la perspectiva del rearme. Tampoco hubo motivos para mejorar el humor.
Si quiere rearme, que pague
Esta Conferencia, que debía permitir a Estados Unidos verificar un balance de los trabajos realizados por sus aliados en la prosecución del rearme europeo, se ha transformado en un concilio donde impacientes quebrados piden al rey Midas que pague los gastos del rearme con su varita de oro. Esta es la actitud de Francia, por lo menos, que asiste en estos momentos a un alza monstruosa del oro, provocado por el pánico del público ante una posible caída vertical de los billetes en circulación.
Las reservas en divisas del país han caído desde hace dos semanas al punto más bajo desde 1948, la carrera frenética entre los precios y los salarios no disminuye su velocidad, las importaciones están prácticamente suspendidas y este nacionalismo económico en naciones imperiales traerá como consecuencia contraofensivas que pondrán a Francia al borde del abismo. Dentro de este cuadro, la exigencia norteamericana en la Conferencia de Lisboa de aumentar más aún las cargas militares de Francia, adquieren un pleno carácter de aventura maligna. El presidente del Consejo de Ministros, Edgard Faure, ha ido a Portugal para preguntar simplemente a Acheson: “¿Quiere Vd. Rearme? ¡Páguelo!
Artículo publicado en el Diario Democracia
Edición del viernes 29 de febrero de 1952 (Pág. 1)